Cambio climático, cambio de prioridades: la transición a una economía con bajas emisiones de carbono (Parte 1)
El dióxido de carbono (CO2), el metano y los clorofluorocarbonos son llamados gases de efecto invernadero porque absorben el calor radiante de la atmósfera. A lo largo de los milenios, la tierra evolucionó naturalmente de manera de mantener el ciclo de carbono equilibrado por medio de la respiración (oxidación) del CO2 para producir biomasa a través de la fotosíntesis (reducción). La industrialización, la urbanización y la digitalización han creado una enorme demanda de energía.
Reducción del carbono
El 22 de abril de 2016 (Día de la Tierra), 174 países firmaron el Acuerdo de París, mediante el cual se comprometieron a limitar la elevación de la temperatura global a 1,5 °C reduciendo las emisiones de CO2 a cero para el año 2050. Desde ese momento, muchas compañías que producían grandes emisiones han anunciado públicamente su compromiso de reducir las emisiones a cero para el 2050 y de apoyar a iniciativas como el Proyecto de divulgación de emisiones de carbono (Carbon Disclosure Project) y el Grupo de trabajo sobre divulgaciones financieras relativas al cambio climático (Taskforce on Climate-related Financial Disclosures).
La industria es responsable del 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, principalmente de CO2. Durante los últimos 30 años, las emisiones de gases de efecto invernadero de edificios, generación de energía y transporte continuaron aumentando a una tasa del 0,9 % anual; no obstante, el sector industrial ha superado esta tasa por más del doble. Los sectores del cemento y el acero son responsables de cerca del 40 % de las emisiones industriales. Los insumos que son inherentes a estos procesos representan el 45 % de los gases de invernadero emitidos, y el balance se asocia predominantemente con los requisitos de calor de los procesos. Para reducir las emisiones industriales, por lo tanto, se requieren grandes cambios en los procesos o un rediseño de los equipos. En pocas palabras, reducir el carbono no es algo sencillo.
Descarbonizar la industria es un gran desafío debido a la complejidad y a la integración de estos procesos. Los activos industriales están diseñados para durar más de cincuenta años en servicio; por lo tanto, cambiar un proceso exige actualizaciones que requieren mucho capital. Además, el costo de la descarbonización para las instalaciones en las que los precios son un factor importante impactará en los márgenes si los consumidores no están dispuestos a correr con los gastos. Sin embargo, cada vez más personas se inclinan por productos con una menor huella de carbono y algunos fabricantes están comenzando a responder. Algunos ejemplos son la asociación de Apple con Alcoa y Rio Tinto para producir aluminio libre de carbono por medio del proceso ELYSIS™ y el compromiso de Microsoft de tener cero emisiones para 2030.
La transición conduce a la transformación
Transformar el sistema de energía requiere cambios significativos y progreso tecnológico en cuatro áreas principales:
- mayor eficiencia de los materiales y la energía,
- uso amplio de energías renovables,
- uso de combustibles alternativos (es decir, cambio de combustibles), e
- implementación de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS).
En los sectores industriales donde la reducción resulta difícil, debemos aplicar en forma universal las cuatro vías principales de descarbonización para lograr cero emisiones de carbono para el 2050:
- electrificación directa de procesos, equipos y vehículos,
- uso de hidrógeno como fuente de calor y reductor,
- uso de biomasa como fuente de calor y reductor,
- captura del carbono en la fuente o captura directa del aire.
En el sector minero, las prioridades específicas incluyen cambiar los combustibles, como usar gas natural, biocombustibles o hidrógeno en vez de diésel y crudo pesado; electrificación de la flota, tanto de los vehículos livianos como los pesados, y la eliminación de las emisiones fugitivas. En las fundiciones y refinerías, las prioridades incluyen la optimización de la operación de las calderas, la recuperación de calor de gases de salida y escoria, cambiar a hidrógeno y biomasa para el calor y los reductores, en vez del carbón o el coque tradicionales, la electrificación del calentamiento para el proceso, el uso de electrodos inertes como reductores y CCUS. "No existen remedios milagrosos: el resultado final será una mezcla de estas prioridades que variará no solo según la región geográfica y la industria, sino también según el sitio operativo. Lo que funciona en una instalación puede no ser factible o no tener el mismo efecto en otra.
"No existen remedios milagrosos: el resultado final será una mezcla de estas prioridades que variará no solo según la región geográfica y la industria, sino también según el sitio operativo. Lo que funciona en una instalación puede no ser factible o no tener el mismo efecto en otra."
Los impulsores de la reducción en los sectores industriales están cada vez más sujetos a la respuesta de los inversores a la crisis climática. Sin información transparente sobre las emisiones y planes claros para la descarbonización, las compañías corren el riesgo de no tener acceso al capital para sus proyectos. Con muchas empresas de inversión ecológica buscando financiar a las tecnologías limpias y a las soluciones para el cambio climático, y muchos administradores de grandes activos que toman decisiones de inversión priorizando la sustentabilidad ambiental, esta tendencia continuará creciendo y creará enormes oportunidades para los líderes cuyos esfuerzos se centren en limitar las emisiones de carbono.
Esta es la Parte 1 de un blog de dos partes. No se pierda la Parte 2, que estará disponible muy pronto.
Para consultar la declaración de Hatch sobre el cambio climático y la sustentabilidad,haga clic aquí.