Cuatro estrategias de gestión de la cadena de valor
Las cadenas de valor están formadas por sistemas interconectados entre los productores, los fabricantes y sus mercados, que habitualmente se gestionan por separado. Aunque cada una de las partes interesadas gestione un subsistema más pequeño y, por ende, más simple, esta descentralización natural de la estructura de toma de decisiones aislada tiene un precio: algunos de los síntomas más comunes son las numerosas alteraciones y conflictos entre unidades de producción, el reprocesamiento frecuente, costos de inventario excesivos y demoras de finalización de proyectos en general.
Un principio básico de cualquier cadena de valor es que cuanto más aumenta la utilización de capacidad a lo largo de la cadena de valor, más problemas y desafíos de producción surgirán ya sea dentro de un sistema o entre varios sistemas. El equilibrio ideal se logra maximizando la utilización de capacidad con alteraciones mínimas en los sistemas.
Enfoque centralizado
Si centralizamos los datos necesarios, contamos con pronósticos perfectos y organizamos todo en un único punto de control, lograríamos la máxima capacidad de utilización con mínimos problemas de producción. Sin embargo, mientras que la centralización en teoría podría ser ideal en términos matemáticos, no es realista: no tiene en cuenta aspectos clave respecto de las soluciones a largo plazo para las empresas, como facilidad en la transferencia de conocimientos, capacidad de mantenimiento de los modelos y de la infraestructura de TI, y sentido de responsabilidad y respaldo de cada una de las partes interesadas.
Enfoque competitivo
Del otro lado del espectro, yace el extremo en el que cada subsistema se gestiona de manera independiente y en el que cada equipo trabaja para maximizar sus métricas individuales, que en ocasiones se contraponen. Las iniciativas de optimización en un subsistema pueden perjudicar inconscientemente a otras áreas de la cadena de valor por falta de coordinación, lo que podría tener consecuencias de seguridad o financieras graves.
Enfoque colaborativo
Al igual que en un enfoque competitivo, las partes interesadas en un entorno de colaboración actúan de manera independiente, impulsadas por sus propios indicadores de rendimiento, pero interactúan para llegar a un acuerdo. Esta interacción da lugar a un reajuste dinámico de los niveles operativos reales entre las partes interesadas, aunque conserva un panorama acotado del proceso de la cadena de valor.
Enfoque coordinado
La adopción de una estrategia de toma de decisiones coordinada permite que las partes interesadas mantengan el sentido de responsabilidad sobre el subsistema y a su vez capten las principales complejidades del sistema integrado cuando se toman decisiones. Para que este enfoque sea exitoso, una entidad central guía a las partes interesadas de distintas áreas estableciendo indicadores de rendimiento clave globales e integrales para toda la cadena de valor. Esto le permitirá al sistema ajustar los objetivos de manera dinámica a medida que los requisitos cambian o que surjan obstáculos en cualquier punto de la cadena de valor, minimizando la incidencia de las alteraciones y su consecuente impacto. Debido a que el sistema no tiene en cuenta cada detalle, la toma de decisiones es más rápida y eficiente. Además:
- aumentará la capacidad de responder a condiciones de mercado cambiantes;
- optimizará la capacidad general de la cadena de valor;
- aumentará la satisfacción del cliente;
- reducirá la repetición de comunicaciones que consumen mucho tiempo entre las partes interesadas; y
- estimulará el espíritu y el compromiso de los empleados.
Mediante la combinación de ingeniería de sistemas de procesos de avanzada con tecnología de investigación de operaciones, el camino hacia el crecimiento comercial es tanto accesible como viable. La empresa en general se beneficiará de una toma de decisiones más consistente que recoja los beneficios de la optimización de manera constante.